JERUSALEN.- El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, realizó una evaluación pesimista de las perspectivas de paz con los palestinos, en momentos en que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, inició su décima visita a la región para ayudar a que se concrete un acuerdo.
“Hay cada vez más dudas en Israel de que los palestinos estén comprometidos con la paz”, dijo Netanyahu, quien habló con Kerry a su lado y acusó a funcionarios palestinos de orquestar una campaña de “incitación constante” contra Israel. “Hace dos días, en Ramallah, Mahmoud Abbas se abrazó con terroristas como si fueran héroes. Es un escándalo alabar a asesinos de mujeres, niños e inocentes y calificarlos de héroes”, afirmó.
Durante los días previos al viaje de Kerry a Jerusalén, autoridades palestinas acusaron al gobierno israelí de intentar sabotear las negociaciones que apuntan a terminar con décadas de conflicto entre ambas partes.Kerry focalizó sus declaraciones en un continuo impulso de Estados Unidos en pos de un acuerdo de paz definitivo, que el gobierno de Barack Obama espera lograr para abril. En tanto, la meta a más corto plazo es un “acuerdo marco” que allane el camino hacia un tratado permanente.
El funcionario de Estados Unidos dijo que las autoridades palestinas e israelíes se estaban acercando al punto en el que tienen que tomar decisiones difíciles y se comprometió a trabajar más intensamente con ambas partes para intentar reducir las diferencias respecto del acuerdo marco.
Los lineamientos de un acuerdo de ese tipo se enfocarían en temas centrales como las fronteras de un futuro Estado palestino, la seguridad, los refugiados palestinos y el estatus de Jerusalén, indicó Kerry.
“Esto crearía los parámetros a través de los cuales las partes luego sabrían por dónde están yendo y cuál podría ser el resultado final”, planteó.
“Llevará tiempo y compromiso de ambas partes, pero un marco consensuado sería un avance significativo”, añadió. En lo que respecta a los puntos centrales del conflicto, los líderes de ambas partes se han mostrado muy distantes esta semana.
El viceministro de Relaciones Exteriores israelí, Zeev Elkin, rechazó ayer la creación de un Estado palestino sobre la base de los límites trazados antes de la Guerra de los Seis Días de 1967, en la cual Israel capturó y ocupó Gaza, Jerusalén Oriental y Cisjordania.
“El valle de Jordania debe estar bajo soberanía israelí para siempre”, dijo, refiriéndose a la zona que limita con Jordania, de la cual los palestinos quieren que Israel se retire por completo.
“Las fronteras de 1967 son fronteras de Auschwitz”, citó el periódico “Ha’aretz” al funcionario israelí, que sugirió que un regreso a los límites más ajustados que existían antes del conflicto conduciría a la destrucción de Israel.
Previamente, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, renovó un pedido para que sean evacuados todos los colonos y soldados israelíes dentro de las fronteras de 1967, y expresó que no dudaría en rechazar un mal acuerdo.
“Diremos ‘sí’ a cualquier idea que se nos sugiera que cumpla con nuestros derechos. Pero no temeremos y no dudaremos por un momento en decir ‘no’, sea cual sea la presión, a cualquier propuesta que no cumpla con los intereses nacionales de nuestro pueblo”, indicó Abbas en un discurso. Abbas exige un Estado en las fronteras de 1967 con Jerusalén este como capital, la retirada de soldados israelíes y colonos de los territorios palestinos y una solución justa para los refugiados huidos o desplazados de Israel y sus descendientes, una cuestión sobre la que Israel se cierra totalmente. El jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, había sostenido que un acuerdo marco podría permitir que las negociaciones continúen un año más. Previamente había dicho que las conversaciones patrocinadas por Estados Unidos estaban fracasando y amenazó con llevar a Israel ante la Corte Penal Internacional.
Kerry sostuvo que no pretendía imponer las ideas de Estados Unidos, sino “facilitar los esfuerzos propios de las partes”. El secrterio de Estado de EEUU se reunirá en varias oportunidades con Netanyahu y Abbas, por separado. (Reuters-Télam)